Lo acusa de no cumplir el pacto de allanarle su situación judicial y no ahorra insultos. En Wall Street califican la reacción de Cristina como un arrebato y no le creen. Qué dijo Massa ante empresarios sobre su candidatura.
Por Marcelo Bonelli para Clarín.
Cristina condenada. Alberto paralizado. Massa atormentado. Ese es el inquietante panorama de la cúpula del Frente de Todos. El trío está en medio de una pelea política, apenas disimulada por la supuesta “solidaridad” con la Vice por su severo traspié judicial. El ministro ataja penales y cuenta billetes: inquieta la sequía de dólares y la fragilidad cambiaria. Cristina está enfurecida. El martes a la noche zarandeó a los “leales” y se acordó duramente de Alberto. “Yo no voy a ser candidata -dijo- pero Alberto tampoco”.
La Vice no le perdona al Presidente que haya incumplido el íntimo -y principal- pacto político entre ambos. Cristina, en abril del 2019, hizo un acuerdo secreto con Alberto. La “doctora” propició la candidatura del ahora Presidente con un compromiso central de su candidato: que una vez electo iba a utilizar el poder de la Casa Rosada para operar sobre Tribunales y licuar todas las causas de corrupción contra la Vice y su familia. En otras palabras, un pacto de impunidad.
Pero la sentencia del martes confirmó que ese acuerdo no se cumplió. Cristina está furiosa con Alberto y lo acusa de todo: “es un traidor”. Y agrega: “no movió ni un dedo”. Después, continúa con una catarata de insultos y soeces agravios hacia el Presidente.
En el entorno de Alberto, si bien nunca lo dirán en público, viven con cierta satisfacción la condena a la Vice. La sentencia es un duro golpe a Cristina porque hace ilevantable su imagen negativa que sigue al tope. Al Presidente le encanta comparar situaciones y defender su honestidad. “Yo no tengo ni una denuncia de corrupción”, se jacta.
La visión jurídica de la Rosada
En Olivos sostienen que fue “un mamarracho” la estrategia de defensa de la Vice. Insisten en que hubo groseros errores tácticos y que esa línea fue alimentada por la soberbia y los delirios de Cristina. Su respuesta inicial al severo fallo el martes fue intrincada y confusa: estuvo nerviosa, poco segura y totalmente desencajada.
Su tesis principal del “complot de los poderosos” contra ella, se desvanece frente a la contundencia de las pruebas. Nunca pudo refutar la denuncia de Diego Luciani. En el Senado temen por una versión que ya se escucha en Tribunales. Que la apelación ante la Casación le permitirá ganar tiempo a Cristina, pero que al final se ratificaría la condena por corrupta.
Cristina siguió con su mal humor en el asado de Ensenada. La Vice fue crítica de su entorno y cuestionó la pasividad de La Cámpora, los intendentes y de sus “gurkas” fanáticos. Cuidó sus palabras y evitó dar nombres propios, pero en tono de reproche afirmó: “Mucho Cristina, pero no hacen nada”.
Fue después de que exigió: “Militen, salgan a la calle, hagan política”. En el cónclave, la Vice dio otra vez una clara señal de sus preferencias. A su lado ubicó a Axel Kicillof y a Wado de Pedro. Cristina promociona a ambos: quiere que Axel sea candidato a Presidente y que Wado vaya por Buenos Aires.
La mirada de Estados Unidos
Los informes de Wall Street no le creen a Cristina. En sus textos hablan de que su “renunciamiento” fue fruto de un arrebato y una reacción iracunda por su frustración ante la condena. Se trata de informes secretos del JP Morgan, UBS, Morgan Stanley y Credit Suisse.
Los “papers” indican que la colérica reacción de Cristina obedece a que la Vice odia verse en el triste espejo de Carlos Menem que hasta el final tuvo que ser senador para mantener sus fueros.
En el “círculo rojo” están inquietos por toda la cuestión política. Temen que el fanatismo de la Vice vuelva a complicar la gobernabilidad de la Casa Rosada y la endeble economía. Los hombres de negocios sostienen que la crisis económica es profunda y que la incertidumbre política puede afectar el ultimo tramo de la pésima gestión de Alberto.
La cuestión política -precisamente- fue el tema central del encuentro secreto que anticipó Clarín entre Massa y los jefes del Grupo de los 6: los líderes fabriles, agrarios y financieros de la Argentina. El asado se hizo el lunes antes del fallo en la casa de Eduardo Eurnekian. El ministro concurrió solo. Daniel Funes de Rioja sugirió que la actitud de la Vice puede terminar de embarrar la cancha. Massa lo cortó en seco: “El apoyo de Cristina a mi gestión es fuerte e importante. Esa es la realidad, lo otro fantasía”.
Ya había pasado un rato del encuentro. El vino rompió formalidades y protocolos. Gustavo Weiss disparó: “¿Sergio, vos podés ser candidato a Presidente?”. El ministro volvió con su cantinela: “No voy a ser candidato”. Y después argumentó: “Si la inflación no baja en forma significativa, el Frente de Todos no tiene chance electoral”. De paso, metió cizaña sobre la interna de Juntos por el Cambio: “Patricia está arriba de Horacio”.
El establishment fue a fondo, porque ven que las cosas andan mal. Que Massa evitó el precipicio, pero que la economía sigue a pasos del abismo. La duda principal fueron, otra vez, los ejes centrales de inestabilidad: la falta de una política cambiaria creíble y los millonarios vencimientos de deuda en pesos.
El propio FMI confirmó otro anticipo de Clarín al aprobar las metas. Pero en ese texto advirtió que todo está “atado con alambre”. Luis Cubeddu lo expresó en el documento para el Board del FMI. “Se han logrado avances, pero las condiciones macroeconómicas son aún frágiles”, escribió. Después pidió un dólar “competitivo” y cuestionó el cepo: “Las medidas cambiarias administrativas temporales deben minimizarse”.
“Isidorito” -así le dicen al jefe de la UIA- fue insistente con esta cuestión frente a Massa. Angustiado, afirmó: “¿Pueden cumplir con la entrega de dólares?” En la UIA saben que ya hay 162 empresas afectadas seriamente por el cepo del BCRA. Natalio Grinnam, de la Cámara de Comercio, apoyó a “Isidorito”.
Massa solo murmuró: “Vamos a cumplir”. Pero la cuestión desató un inquietante diálogo sobre la incertidumbre cambiaria que existe y que Economía no logra disipar. La ausencia de una política clara alimenta las versiones de una devaluación.
La cuestión circula en el mercado. Emmanuel Álvarez Agis -con el apoyo de varios empresarios – agita una suerte de “Plan Verano”. Consiste en devaluar, aumentar tarifas y salarios y congelar todo hasta las elecciones.
Massa contraatacó rápido: “Son delirios, los que apuestan a la devaluación van a perder”.
Horacio Rodríguez Larreta viajó a Washington y tendría una cumbre con un emisario de Kristalina Georgieva. Milagros Maylin -su pareja- se sumó al comando electoral y tiene posiciones intransigentes con “los traidores al Pelado”.
EE.UU. quiere evitar una caída de Argentina. El FMI considera que la crisis continúa y que el problema más serio ahora son los vencimientos en pesos. El miércoles vencen $ 400.000 millones y en el 2023 un total de $ 10 billones. Adelmo Gabbi y Jorge Brito hablaron del tema en la casa de Eurnekian. El jefe de la Bolsa disparó: “Es una montaña de plata”.
Economía está concentrada en los pagos del miércoles. Hubo encuentros y negociaciones secretas entre Massa y los “capos” de los bancos. Todo se manejó con absoluto hermetismo y discreción. Los banqueros extranjeros que lidera Claudio Cesario y los nacionales que comanda Javier Bolzico saben lo delicado en juego. Hay que desactivar una bomba que está a punto de estallar.